¿POR QUÉ ELEAZAR RODAS?
A don Eleazar lo conocimos por don Román, su amigo y compadre, vecino de Amatenango de la Frontera, ahí donde termina México y comienza Guatemala.
Don Lancho, como le dicen sus amigos y paisanos, siempre está sonriendo. Junto a esa sonrisa hay unas manos curtidas de trabajo y surcos en el rostro que hablan de lo mucho que ha vivido. Pero él sonríe.
Don Eleazar no es muy ortodoxo que digamos, pero obtiene muy buenos resultados con su peculiar forma de trabajar el café. Se afana, se anima, se desanima, se reanima, y seguimos adelante. Diana Gómez, Ing. Agrónoma de Cafeología, es quien mejor le conoce, es quien le visita frecuentemente y con quien se come unas deliciosas tortillas hechas por su hija en su tortillería, a lado de su casa.
Los cafés de don Eleazar son muy estructurados, definidos, ricos en sabor y personalidad, como su caficultor.